domingo, 28 de junio de 2009

Scream

La muerte siempre me ha parecido un momento misterioso. Es algo desconocido, no sabemos cómo es ese momento, cómo se afronta, cuándo va a llegar... A veces me pregunto cómo me tocará a mí, si será más o menos pronto, si será repentino o un proceso lento, si será en soledad o en compañía, si sufriré mucho o no... Sea como sea, lo cierto es que la muerte siempre nos sorprende, nos apena, nos toca en lo profundo del corazón y, aunque nos enteremos del fallecimiento de alguna persona no muy conocida, creo que de alguna forma sí nos impacta.

Comenzando la semana pasada, mientras estaba leyendo jurisprudencia, serían aproximadamente las 12.00hrs cuando escuché varias sirenas de ambulancia y de policía. Me llamó la atención porque la zona donde trabajo es muy tranquila. Al rato salí porque tenía que ir a presentar una documentación y, a pesar del calor que hacía, me quedé helada: dos coches de Policía Local, venían a toda prisa dos más de la Guardía Civil, Protección Civil había colocado algo parecido a una tienda de campaña, mucha gente alrededor... "mirones", y en el suelo... esa manta térmica oro-plata, que me hizo temerme lo peor. Lo que sucedió fue que una chica iba cruzando por donde no debía (teniendo el paso de cebra a 2 metros), y vino un Smart a toda leche (cuando tenía que circular máximo a 50km/h) y se la llevó por delante. Ella murió en el instante y al conductor se lo llevaron detenido... además conducía sin carnet de conducir!!! Este accidente, que es uno de muchos que aparecen en las columnas de sucesos de todos los diarios, me impactó mucho. A esa chica de 37 años se le paró el reloj esa mañana cuando venía de dejar a su hija en el médico. Así de simple y así de rapido fue todo. Y la vida sigue para los demás... No sé, me hizo pensar mucho... especialmente sobre la consideración del vehículo a motor como una potencial arma mortífera.

Al final de la semana también se le paró el reloj biológico a una persona, aunque no es anónima como la anterior. El corazón de M.J. dejó de latir, aunque él seguirá vivo eternamente en sus canciones, sus bailes y en los recuerdos de las personas que le querían y le admiraban. Fue una sorpresa su muerte, pero para mí tampoco fue un motivo de gran tristeza, la verdad. Dejando aparte el tema personal, hay que reconocer que era único, que tenía un talento que desafíaba las leyes de lo físico y lo temporal, que no dejaba indiferente a nadie. Me dan pena sus niños, el circo mediático que van a montar familiares, abogados, empresarios y periodistas, para quedarse con su custodia con el fin de poder manejar el pan que tienen debajo del brazo o para sacar tajada de la muerte de un living legend.

Scream es una de las canciones que más me gustan... Coincido con los hermanos Jackson: a veces dan ganas de gritar "the whole system sucks".



Artículo 32 Código Civil

La personalidad civil se extingue por la muerte de las personas.

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